Michael Moore vuelve a la carga con un documental que denuncia el sistema sanitario norteamericano; un sistema que, al no existir la sanidad universal, excluye a 50 millones de norteamericanos (que, o bien no tienen seguro de salud privado, o no pueden pagárselo) y que se basa en compañías privadas que buscan principalmente beneficios económicos y en aseguradoras que pagan bonos a los empleados que más rentabilidad les proporcionan al denegar prestaciones y reclamaciones a los asegurados.
Moore compara la situación de los enfermos en EE.UU. con la de algunos países de Europa y Latinoamérica, viniendo a revelar que, mientras para un ciudadano americano romperse un hueso puede ser motivo de ruina económica, en muchos otros países los gobiernos ayudan a sus ciudadanos, no sólo con la Seguridad Social, sino también con empleados al servicio de madres trabajadoras, de enfermos terminales o de personas con necesidad de atenciones especiales.
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