En 1986, un reconocido médico tenía sospechas de que su esposa lo engañaba. Al poco tiempo, confirmó sus sospechas al encontrar a su esposa con su amante. Sin pensarlo, los mató de inmediato, pero lo terrible de la historia es que su locura momentánea lo llevó a asesinar a su pequeño hijo, quien estaba durmiendo en la sala de la casa, para terminar suicidándose de un disparo. Hasta el día de hoy y a pesar que se ha intentado remodelar la casa para acoger a nuevos habitantes, esto no ha sido posible, pues todos coinciden en que hay presencias que siguen atormentadas en la casa.
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