Basada en una historia real, esta película narra la vida del asesino en serie Theodore Robert Bundy. En 1974, después de haber asesinado a varias jóvenes, deja Seattle y se instala en Utah, donde se matricula como estudiante de derecho. Su llegada coincide con la desaparición de varias chicas.
Mark Hamon interpreta bien al asesino. Básicamente no vemos ningún asesinato: vemos al asesino entrar en la habitación y eso es todo. Quizás un golpe al cuerpo desde lejos. Al mismo tiempo, reconoceríamos el verdadero horror de estos asesinatos precisamente en las escenas con los asesinados. Después de todo, el director Trier sabía bien por qué dedicó la mayor parte del metraje de su película, sobre un asesino en serie, a escenas en las que las víctimas pasan tiempo con el asesino y le suplican (en vano) por sus vidas. Porque esa es la parte más aterradora que esta película para televisión deja de lado por completo.
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El metraje es largo, pero esto le da al director la ventaja de presentar el caso de la forma más completa posible. Se desarrolla toda la trama sin necesidad de apresurarse ni simplificar nada, y todos se entrelazan orgánicamente (Bundy, su familia y amigos, investigadores, víctimas, familias y otras personas más o menos implicadas). Un motivo destacado de la película es el intento de mostrar el amplio impacto de las acciones de Bundy (o de cualquier otro asesino) en el entorno más amplio. La víctima de un asesinato no es sólo la persona asesinada, como suele retratarse, sino que vemos que las víctimas están en todas partes, desde los familiares del asesinado hasta los amigos y familiares. Mark Harmon es excelente como Bundy. Esto se evidencia en el hecho de que, aunque sabía de las atrocidades del que era culpable, inconscientemente de alguna manera me atrapó. Por ejemplo, la última entrevista de Bundy, grabada apenas unas horas antes de su ejecución (1989), sirve para ilustrar cómo Harmon coincide con el carácter de Bundy. Un buen ejemplo de cómo una película para televisión de tres horas de duración puede ser muy interesante, a pesar del ritmo muy lento y básicamente de la ausencia de escenas más violentas.
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