En un país injusto las mujeres trabajan día y noche, lejos del hogar, mientras sus hijos aprenden a sobrevivir entre el vacío y la soledad. Así se convierten en adolescentes encerrados en una de tantas colonias de interés social de pequeñas casas alineadas por la precariedad y el hacinamiento. Las madres, casi todas obreras de fábricas transnacionales, salen y entran en camiones que las llevan a cumplir sus rutinas de doce horas de trabajo a dos horas de distancia, mientras sus hijos resuelven su crianza encerrados en pequeñas casas de 40 metros cuadrados. A pesar de todo, buscan la forma de sobresalir y perseguir sus ilusiones.
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