Sansa es un joven. La cámara lo persigue, toma un vistazo a él, trata de atrapar su rostro, su mirada, su cabeza. La cámara sale corriendo detrás de la respiración del hombre, convirtiéndose en un observador, un amigo en su viaje sin fin entre las estaciones de París, las calles de España y de Portugal, Italia y Hungría, Burkina Faso y Egipto, la India, las calles iluminadas y salones de Japón. Sansa es de mente libre e impulsivo. Él es un joven que va a abordar a la gente en la calle, corteja a mujeres para luego dejarlas pronto. Puede que el próximo tren le llevara hasta el final de su aventura.
Privacidad y cookies: este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando esta web, aceptas su uso.
Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí:
Política de cookies.